—Fíjate —dijo Enrique Gortaz—, es espesa como una nube. Estoy seguro de que flotaré.
—No sé —dijo su amigo—, no te veo tan plano. Yo no probaría.
Probó, y en realidad no sabemos si flotaba, porque nadie más ha vuelto a ver a Enrique Gortaz, que desapareció entre el puente y la niebla.
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